Alice Aroeira fue criada por dos padres artistas, Aroeira y Aída Queiroz, y su vida estuvo inmersa en la creatividad desde muy temprana edad. Su infancia estuvo llena de cortes, esculturas y creación.

Licenciada en diseño por la PUC-Rio, Alice encontró su verdadera pasión en el mundo de las artes visuales. Y descubrió que trabajar con arcilla no solo le traía alegría, sino que también le permitía una conexión más profunda con sus raíces. El poder terapéutico del arte es innegable y la conexión con nuestro pasado se puede encontrar en los lugares más inesperados.